Este viernes hemos preparado en clase masa de harina, agua y sal. La medida es un vaso de harina, otro de sal fina y medio vaso de agua.
Tan pronto estaban los ingredientes en la bandeja, han resuelto meter las manos en la mezcla. Ya no tienen miedo a que las manos se ensucien y no se puedan limpiar.
Hemos aprovechado para trabajar un poco los conceptos "lleno" "vacío", " la mitad", "poco", "mucho", pero lo que de verdad importaba era meter las manos en la masa.
Ya nadie tenía inconveniente en tocar su masa y la comparamos con la plastilina, que es más dura.
Le daban forma redonda, como una pelota, alargada como un churro, como una rosquilleta, como una barra de pan, aplanada como una pizza, como una galleta...
Y cuando ya empezaba a abrirse la masa y a secarse (en la clase hace calor por la calefacción), les pedí que con un churro alargado hicieran la inicial de sus nombres. El último retoque de la letra es cosa de la maestra.
Los hemos dejado a secar durante el fin de semana sobre unos cartones y ya veremos qué se nos ocurre que vamos a hacer después.
Ya lo pondremos aquí. Han disfrutado mucho con la experiencia, les ha encantado y les ha dejado muy tranquilos y relajados.
Nosotras, Loli la maestra en prácticas y yo, nos hemos tenido que emplear a fondo con la limpieza de la clase durante un buen ratito. Pero ha merecido la pena y seguro que repetiremos la experiencia, pues nuevamente hoy, han faltado bastantes alumn@s.
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