viernes, 2 de junio de 2017

Gusanos de seda

Hace unas semanas, Arturo trajo a la clase cinco gusanitos de seda que había encontrado. 
La expectación inicial fue grande y los primeros días eran yo quién cambiaba las hojas y limpiaba la caja. Pero al cuarto día ya tuvimos voluntarios encantados de hacerlo.


Como los gusanos comen mucho, todos los días al llegar a clase, cambiamos las hojas secas y comidas por otras nuevas. Es una suerte que en el patio de la escuela haya árboles de moreras.


Observamos que el gusanito más pequeño, desapareció de la caja una de las mañanas. Así que nos quedaron cuatro.


Madelein es una artista cogiendo los gusanos y mientras los pone sobre unas hojas frescas, otro tira las hojas secas y las bolitas de caca de gusanos en la basura.
El fin de semana, Arturo se llevó los gusanos a su casa para que no les faltara comida. El lunes nos contó que su gato se había comido un gusano, hecho que nos confirmó su madre.


Ya vimos que uno de los gusanos había construido su capullo de seda de un color amarillo precioso. Y durante la semana, los otros se han ido escondiendo debajo de las hojas y quedándose muy quietos. Creemos que están haciendo el mismo proceso.
Ahora estamos a la espera de llegar el lunes y ver las tres mariposas.

Preguntas que han surgido durante la observación:
¿Pican o muerden?
¿Para qué quieren las patitas si no caminan?
¿No necesitan beber agua, sólo comer?
¿Por qué se encogen cuando los cogemos?
¿Por qué desapareció el que era tan pequeñito?
¿A los gatos les gusta comer gusanitos de seda?


Los capullos han tardado dos semanas y media en hacerse mariposas y nos ha dado tiempo de poder observar la transformación y de observar con lupa tanto las mariposas como los diminutos huevos que pusieron sobre las hojas y el papel.



No hemos tenido que conservar los huevos pues el curso que viene si queremos, podemos tener más. 

Ha sido una experiencia muy enriquecedora y les ha gustado mucho.

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